
Centenares de niñas son vendidas cada año en Bangladesh a las shardarnis (alcahuetas) que regentan los burdeles. En un país con más del 90% de población musulmana, llama la atención ese mercado de niñas y mujeres en sus principales ciudades.
A 140 kilómetros al oeste de Dhaka, en la ciudad de Faridpur, de 600.000 habitantes, hay dos enormes burdeles creados en la época colonial británica, que siguen abiertos más de cien años después. Para llegar a Faridpur hay que cruzar en ferry el gigantesco río Padma; un río con pedigrí, en el que desembocan el Brahmaputra y el Ganges. Cerca del cauce fundaron los británicos esta ciudad, que fue creciendo gracias al comercio y que acabó atrayendo a prostitutas de todo el país.
En el centro de la ciudad, junto al mercado principal, trabajan más de 400 prostitutas, y en las afueras, hay otro burdel con cerca de 500. Más de la mitad de ellas no llegan a los 16 años. La ONG Action Aid, de la que forma parte la española Ayuda en Acción, tiene un programa de atención a los hijos de las "trabajadoras sexuales", como las llaman allí. Según sus datos, 280 niños y niñas pequeños viven en los burdeles con sus madres.
